Hay que esperar a la década de los noventa del pasado siglo, para encontrar las primeras referencias de creación de empresas productoras eléctricas en Aragón. Durante los primeros años noventa se construyó la primera generación de centrales eléctricas. De las diez centrales aragonesas con una potencia superior a 25 kw inauguradas entre 1893 y 1896 al menos la mitad utilizaba como fuerza motriz el vapor y el gas frente a las de fuerza hidráulica. Sin embargo, a partir de la expansión en la construcción de nuevas centrales desde finales de siglo éstas se vinculan por lo general al sistema hidráulico. Sistema mayoritario ya en Aragón a principios de siglo, frente al mayor peso que continuaba teniendo el vapor en el conjunto español. La potencia instalada en las centrales aragonesas representaba en 1901-1904 alrededor del 4% del total español. En esos momentos destacan dos sociedades zaragozanas, con sendas centrales, Electra Peral y la Compañía Aragonesa de Electricidad, así como la central de Estadilla (Huesca) de Eléctricas del Cinca, ninguna de las cuales alcanza los mil kw de potencia. En 1904 se inauguró la central de Marracos, de la sociedad zaragozana Fuerzas Motrices del Gállego y posteriormente en la provincia de Huesca la de Carcavilla, de la Sociedad Teledinámica del Gállego, centrales hidroeléctricas de similar potencia, superior a los 4.000 kw, que constituyen en los años siguientes las dos más importantes centrales eléctricas de Aragón (hasta la construcción en 1918 de la central de Seira por Catalana de Gas y Electricidad).
En los años siguientes las principales sociedades eléctricas locales zaragozanas citadas (y Teledinámica del Gállego) fueron confluyendo hasta la constitución en 1910 de la nueva sociedad Eléctricas Reunidas de Zaragoza (ERZ). Junto con el protagonismo eléctrico de ERZ (casi restringido su mercado al ámbito zaragozano hasta la Guerra Civil y con sus principales instalaciones productivas localizadas en el rio Gállego) asistimos, asimismo, a la constitución de numerosas pequeñas centrales de consumo local y algunas de tamaño algo mayor y ámbito comarcal, las cuales, tras la Guerra Civil, fueron siendo en su mayoría progresivamente absorbidas por ERZ, pasando a la condición de filiales. Entre este segundo tipo de centrales y empresas eléctricas aragonesas debemos citar: en la Jacetania, la empresa Molino Harinero y Luz Eléctrica de Jaca (en 1945 pasó a denominarse Electra Jacetana); en Huesca, La Hidroeléctrica S.A.; en Tardienta, la sociedad Electra de Tardienta. En Zaragoza, además de la pequeña Electra Camarera, con aprovechamiento en el bajo Gállego, hay que citar las centrales del Jalón vinculadas a Saltos del Huerva y del Jalón, Electra Jalón y la Industrial Jalonesa (las cuales se unieron en 1940 en Saltos Unidos del Jalón, tres años antes de que pasara a filial de ERZ); asimismo, Hidroeléctrica del Mesa y las centrales de J. Daudén Iñigo (antigua Electra Marcial) de Calatayud y de J. A. Íñigo de Daroca. En Teruel, en el Bajo Aragón, la presencia de Rivera, Bernad y Cía en Híjar; de Miguel Díaz en Alcañiz y de la sociedad Boné & Juan en Valderrobres; en el resto de la provincia, la Electra Virgen de la Peña en la comarca de Aliaga, Eléctrica Turolense en Teruel y Electra Sierra Menera, empresa turolense con central fuera de la provincia (en Checa, Guadalajara) y distribución de energía en trece municipios turolenses colindantes con esa provincia.
Frente a este amplio minifundismo empresarial hay que destacar la entrada en escena, desde los días de la Gran Guerra, en el aprovechamiento eléctrico de los recursos hidráulicos de la región a grandes grupos empresariales vinculados a las zonas más desarrolladas de la Península y con una mayor demanda eléctrica; capital vasco, catalán y madrileño, aprovechamiento posibilitado por el desarrollo de la tecnología del transporte eléctrico de alta tensión. Esta oportunidad posibilita el desarrollo hidroeléctrico del Altoaragón consolidando a la provincia de Huesca como la segunda (tras su vecina Lérida) en el ranking productivo eléctrico español del período anterior a la guerra civil. Así, la producción hidroeléctrica aragonesa experimentó un crecimiento muy fuerte durante la década de los años veinte y treinta con un ritmo muy superior al global español por lo que aumentó su cuota de potencia instalada y productiva: de representar el 4,7% de aquélla en el inicio de los años veinte pasa a situarse en 1935 en el 12,8% de la capacidad productiva española y alrededor del 17% de la producción eléctrica del país.
Los principales protagonistas de estos hechos son sociedades eléctricas domiciliadas fuera de Aragón que van a explotar concesiones de saltos pirenaicos altoaragoneses, en el Ebro medio y, en menor medida, en las serranías meridionales turolenses. Una empresa vasca, Hidroeléctrica Ibérica, eon aprovechamientos en el Cinca y Cinqueta, construye el mayor aprovechamiento hidráulico de la época trasladando a la novedosa tensión de 132 Kv. la energía hacia Bilbao. Dos empresas catalanas: por un lado, Catalana de Gas y Electricidad (sus derechos pasan más tarde a la Compañía de Fluido Eléctrico) inició en 1918 el aprovechamiento hidroeléctrico del río Esera, remitiendo la energía a Barcelona a la tensión de 110 kv, y distribuyendo asimismo energía en una amplia comarca de la zona oriental de la provincia de Huesca; por otro lado, la empresa Electro Metalúrgica del Ebro con instalaciones junto al Ebro a su paso por Sástago (Zaragoza), empresa suministradora de electricidad a ERZ desde finales de los años veinte. En tercer lugar, la sociedad Energías e Industria Aragonesas, vinculada desde finales de los años veinte al grupo del Baneo Urquijo, con aprovechamientos hidráulicos (al igual que ERZ) en el Gállego destinados a sus instalaciones electroquímicas de Sabiñánigo (Huesca).
Recordemos, finalmente, los aprovechamientos hidráulicos de la Sierra turolense lindante con Castellón en la comarca de Mora de Rubielos, a cargo de dos empresas madrileñas (vinculadas al grupo eléctrieo del Conde de Romanones) Teledinámica Turolense y Eléctrica Este de España, que explotan los recursos hidráulicos del río Mijares. Asimismo, el aprovechamiento de la sociedad navarra Hidráulica del Moncayo en el río Queiles, en la linde provincial de Zaragoza con Soria.
En conjunto, durante los años treinta la producción eléctrica aragonesa constituye el 18% de la producción española. Alrededor de un 60% de su producción se exporta. El 40% restante, alrededor de un 7% de la producción española, se consumía en Aragón destinándose la mitad de ese consumo al sector electrometalúrgico y electroquímico. La riqueza hidroeléctrica del Alto Aragón y su competitivo precio posibilitaron, en definitiva la consolidación industrial de Sabiñánigo, así como la posterior de Monzón en la postguerra civil.
BIBLIOGRAFÍA
. GERMÁN, L. (1990): Eléctricas Reunidas de Zaragoza (1910-1990). El desarrollo del sector eléctrico en Aragón. Zaragoza. |