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ÍNDICE POR ÉPOCAS

EDAD CONTEMPORANEA

93. LA MINERÍA EN ARAGÓN A COMIENZOS DEL SIGLO XX · J. A. Biescas Ferrer.

Aun siendo variada la gama de minerales existentes en la región aragonesa, su importancia económica queda reducida a la cuenca minera turolense en la que destacan los yacimientos de lignito de Aliaga, Andorra y Utrillas, que tienen su continuación en la provincia de Zaragoza en la cuenca de Mequinenza y a las minas de hierro de Ojos Negros. Podría citarse además como muestra de la citada variedad los yacimientos existentes sobre todo en la proximidad a elevaciones montañosas de origen secundario y paleozoico, encontrándose dentro de la provincia de Teruel el cinc de Linares y Valdelinares, el azufre de Libros, las arcillas refractarias de La Ginebrosa y Aguaviva y el hierro de Orihuela del Tremedal; ya en la provincia de Zaragoza las muestras más notables son la sal gema de Remolinos, el hierro de Tierga y yacimientos de plomo y cobre de muy escasa importancia en algunos puntos de las Cinco Villas.

a) La minería del carbón
Iba a ser necesario que se contara con adecuados medios de transporte para que se pudieran poner en explotación las minas de lignito y de hierro que como se ha dicho eran las únžcas que ofrecían una ržqueza suficiente como para ser explotadas en gran escala, y así la llegada del ferrocarril Central de Aragón en junio de 1901 hasta Rubielos de Mora, o el tendido del ferrocarril secundario de Zaragoza a Utrillas fueron los pasos previos para el desarrollo de la minería en la región, que adquirirá su mayor impulso en el período de la I Guerra Mundial tal como luego veremos.

En la rentabilidad de la cuenca minera de Utrillas se pusieron muchas esperanzas, y en el año 1905 se había escrito «entre los negocios sin explotar que hay en España, pocos habrá que superen en magnitud e importancia al que sería, y al que será indefectiblemente en el tiempo, el de la explotación de las cuencas carboníferas de la provincia de Teruel, y muy especialmente de Utrillas».

El ingeniero jefe del distrito minero provincial evaluaba las reservas existentes de lignito en 2.768 millones de toneladas, y según Lucas Mallada, sólo en la mina «Coto Abundante» había más de 60.000.000. Se calculaba que la potencia calorífica de 5 kilogramos de carbón procedente de esta cuenca equivalía a 4 de hulla de Cardiff, por lo que con una red de transportes que tuviera tarifas adecuadas, el lignito podía abastecer a todo el litoral Mediterráneo e incluso a algunas regiones del interior.

Sin embargo, estas previsiones pecaron de excesivo optimismo, ya que aunque una vez tendido el ferrocarril se fueron poniendo en explotación cada vez mayor número de minas, éstas nunca llegaron a obtener los volúmenes de producción que se habían estimado y la mayor parte de su carbón fue consumido en Zaragoza, ciudad en la que se había constituido en el año 1900 la sociedad «Minas y Ferrocarril de Utrillas» con un capital social de 12 millones de pesetas. En septiembre de 1904 se inauguró el ferrocarril y comenzó a extraerse el mineral en abundancia, si bien el primer año de plena explotación fue 1905. En este año se extrajeron 40.000 Tm.

En los años siguientes las expectativas fueron mejorando y así en 1910 existían en la provincia de Teruel 152 minas de lignito con una producción total de 74.600 toneladas que pertenecían casi en su totalidad a «Minas y Ferrocarril de Utrillas», empresa que a lo largo de toda esta década tuvo un fuerte crecimiento ocasionado inicialmente por las huelgas en las cuencas inglesas, y luego por la Guerra Mundial. En el año 1912, a raíz de la disminución de la producción de carbón en Inglaterra, el lignito de Utrillas tuvo la oportunidad de llegar a nuevos mercados, sin que en los años siguientes se redujera el volumen de extración alcanzado.

b) La producción de hierro
En la provincia de Teruel, la cuenca de Ojos Negros era explotada por la «Compañía Minera de Sierra Menera», sociedad que fundaron capitalistas vascos que adquirieron las minas a Gascón y Guimbao, pasando luego el control de los Echevarrieta a la Naviera Sota y Aznar, que iban a contar con el mineral turolense para su proyecto -no llevado a cabo- de construir altos hornos en Sagunto, que extraía también mineral de otros pozos existentes en la provincia de Guadalajara, próximo a los anteriores. En el año 1910 la producción había llegado a 481.587 toneladas y se habían introducido una serie de innovaciones, tales como sustitución de la energía de vapor por eléctrica, planos inclinados y cribas y nuevos medios de transporte con objeto de alcanzar pronto una producción de un millón de toneladas.

De esta manera se logró llegar a transportar 940.000 toneladas de mineral en el año 1913 -el 10% de la producción nacional- a través del ferrocarril que llegaba de Ojos Negros al puerto de Sagunto después de recorrer 208 kilómetros y que era uno de los de mayor recorrido destinado exclusivamente a la explotación de un coto minero, que abarcaba una extensión de 1.700 hectáreas, de las que 1.000 estaban situadas en la provincia de Teruel y las restantes en la de Guadalajara.

Sin embargo, el comienzo de la Guerra Mundial supuso un duro golpe para estos proyectos, ya que siendo los compradores del mineral en gran parte los países beligerantes -y haciéndose prácticamente imposible el comercio internacional- fue necesario disminuir la producción despidiéndose en el año 1914 a más de tres mil obreros. En este año la producción había bajado a 700.000 toneladas y en el siguiente continuaría disminuyendo hasta llegar a sólo 300.000 en 1918.

c) La sal gema
Aunque su importancia económica era mucho menor que la de la minería del carbón y del hierro, puede destacarse la explotación de minas de sal que se llevaba a cabo en los términos municipales de Remolinos y Torres de Berrellén en la provincia de Zaragoza.

El número de minas en funcionamiento aumentó considerablemente a raíz de la puesta en práctica de una legislación que dejaba en libertad la explotación de minas de sal y su venta posterior; años después, la fuerte competencia y la falta de medios de transporte adecuados redujeron considerablemente las cifras de producción.

En los pueblos citados la transformación de la sal era llevada a cabo en el año 1916 por tres sociedades, de las cuales una de ellas era propiedad de capital extranjero; esta sociedad inglesa había tendido un cable aéreo de 7 kilómetros para transportar la sal desde Remolinos a la estación de ferrocarril de Pedrola ante la carencia de caminos transitables.

d) Otras explotaciones mineras
En el período comprendido entre 1914 y 1918 la producción de azufre en las minas de Libros se duplicó prácticamente al pasar de 8.000 a 14.000 toneladas anuales, siendo la Industrial Química de Zaragoza quien explotaba esta cuenca.

En Alfambra y Camañas -también en la provincia de Teruel- la Sociedad Trénor y Cía. aumentó la producción de las minas de manganeso allí explotadas para llegar a la carga de 5.000 toneladas en 1918, mientras que en este mismo año la Sociedad Sabadell y Henry había puesto en explotación minas de pizarras bituminosas en Rubielos de Mora que eran destiladas en hornos para obtener aceites esenciales que se enviaban a Barcelona para ser refinados en las instalaciones que la sociedad citada tenía allí, dando trabajo en la zona de Rubielos a 700 obreros en el año 1919.

El catálogo minero de esta provincia se completaba en el año 1920 con veinte minas de cinc situadas en Linares y Valdelinares y que en ese año sólo habían obtenido una producción de 487 toneladas -208 menos que en el anterior- y cinco minas de cobre en los términos municipales de Albarracín, Gea y Torrijos que estaban inactivas a excepción de dos de ellas en las que se hacían obras de exploración.

En la provincia de Huesca había registradas en el Gobierno Civil de la provincia en el año 1918 más de cien minas, pero sólo se explotaban cuatro, todas ellas de carbón, situadas en Laguarres (dos), Bisaurri y Torrente de Cinca, haciéndose ensayos para obtener antracita en Sallent y plomo en Ayerbe.

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