Introducción Índice temático Índice de mapas

III. - EL ARAGÓN MODERNO Y CONTEMPORÁNEO

Como se acaba de ver, es durante la Edad Media cuando se forja y afianza Aragón. Entre otros, serán pilares principales la Corona, las Cortes, la Diputación del Reino, el Justicia y el Derecho foral. Cabecera desde el siglo XII de una auténtica confederación de estados de entidad diversa -la llamada Corona de Aragón-, su peso específico irá decayendo poco a poco dentro de ella, pero, no obstante, aún contribuirá a la unidad ibérica.

En la Edad Moderna, Aragón será pasto del centralismo y de las ideas autoritarias de Austrias y Borbones, por un lado, y víctima de sus propios problemas internos, por otro, amén de su alejamiento de las rutas comerciales y económicas que animaron a otras regiones hispanas, siendo especialmente delicado el siglo XVII. A comienzos del XVIII, Aragón se vio obligado a renunciar a sus instituciones más significativas, las que le conferían su ser: Corona, Cortes, Diputación, Justicia y Derecho, aunque de éste quedó una parte indultada que nos ha llegado hasta hoy, nuestro Derecho Civil. Una nueva organización político-administrativa importada cambió el semblante del antiguo Reino, que todavía tuvo arrestos para contribuir al bien común con personajes de la talla del Conde de Aranda, Manuel de Roda, José Nicolás de Azara, Pignatelli, Luzán, Ignacio Jordán de Asso, Andrés Piquer o Goya, entre otros.

Pero la conciencia aragonesista no decayó. La Guerra de la independencia, muy al contrario, proporcionó nuevos motivos de reactivación, y ahí están las Cortes de 1808, convocadas por Palafox en Zaragoza, o la actuación del turolense Vicente Pascual y los demás aragoneses en las Cortes de Cádiz defendiendo las peculiaridades del antiguo Reino. No puede extrañar, por lo tanto, que a lo largo del siglo XIX los carlistas que buscaron adeptos para su causa en nuestra tierra ofrecieran, a cambio de ayuda, la restauración de pasadas libertades e instituciones forales siempre añoradas.

Por otra parte, consecuencia retardada del Romanticismo, resurge en toda España el sentimiento regionalista encabezado por Cataluña, País Vasco y Galicia. En Aragón, el regionalismo sirvió de bandera a los burgueses progresistas, pero la participación popular fue entonces escasa.

En pleno siglo XX, es la etapa republicana cuando el sentimiento regionalista, y autonomista incluso, alcanzó mayores cotas, llegando a cristalizar en varios proyectos de Estatuto sobre Aragón: el "Estatuto del Nuevo Aragón" (1931), debido al regionalismo de derechas; el "Estatuto" de las izquierdas, salido de Caspe en mayo de 1936; y un tercer proyecto que se presentaba como apolítico, surgido en Zaragoza, en junio de 1936. La "Guerra Civil" dio al traste con todos ellos, aunque durante la misma naciera el efímero "Consejo Nacional de Aragón", sito en Fraga y admitido por Largo Caballero, en diciembre de 1936.

La "era de Franco" adormeció los anhelos aragonesistas, aunque nunca dejaron de existir. Hoy esa conciencia se refuerza, aunque a veces contra corriente.

Este es el marco general de la historia de Aragón que queda por plasmar en mapas, en el volumen segundo.