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77. EL FUERO DE JACA Y SU DIFUSIÓN

En el último tercio del siglo XI, el solar del antiguo condado de Aragón había encontrado la paz, aunque no el resto del Reino. La frontera se había estabilizado y el resurgimiento general de toda Europa había llegado hasta estas latitudes. No es extraño, pues, que en 1077 (1063 para varios historiadores), Sancho Ramírez, alentado por el auge que había adquirido la vía económica, religiosa y cultural que entraba a su reino por el Somport, transformara la primitiva aldea de Jaca en ciudad.

Para organizar la vida de la nueva ciudad, que se convirtió además en la primera capital del Reino incipiente, y para favorecer la actividad comercial que proporcionaban los "francos" (de Francia), que penetraban por el "Camino de Santiago" [v. mapas 90 y 91], dotó a Jaca de un código nuevo, de un «fuero [v. mapa 76], para propiciar las actividades de esos "francos" y de los habitantes de la ciudad o burgo, los "burgueses".

El "fuero de Jaca" era, por lo tanto, un código legislativo válido sólo para Jaca y para cuantas poblaciones quisieran adoptarlo, siempre que la decisión fuera sancionada por el rey. De hecho, casi todos los lugares revitalizados por el "Camino de Santiago" lo aceptaron, llegando a alcanzar una gran difusión, desde Aínsa, por ejemplo, hasta poblaciones tan alejadas como Estella, Pamplona o San Sebastián.

Cuando Vídal de Canellas efectúe la "Compilación de los Fueros de Aragón", en 1247 [v. mapa 76], la influencia del "fuero de Jaca" en éstos será considerable.