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7. EDAD DEL HIERRO

Hacia el año 900 a.C., el hombre del valle del Ebro pasa de la metalurgia (del cobre y del bronce) [v. mapa 6] a la siderurgia (del hierro). El hallazgo de una serie de asas llamadas de "apéndice de botón" y de un tipo nuevo de "cerámica excisa" nos señala la llegada, por el Pirineo, de una afluencia de hombres centroeuropeos, integrantes de la denominada "cultura de Hallstatt", de lengua indoeuropea, de la que luego se derivaría el latín.

En realidad, estos hombres atraviesan la cadena pirenaica en varias oleadas, hasta el año 600 a.C., destacando la que tuvo lugar hacia 650 a.C. Todas estas oleadas constituyen la "I Edad del Hierro".

Esta I Edad del Hierro tiene, naturalmente, características propias, como la aparición de "cerámica excisa" y acanalada, las pesas de telar semilunares, los morillos que servían de soporte a los asadores y los típicos "campos de urnas" o necrópolis, urnas o vasijas que contienen las cenizas de los muertos y que, colocadas en cistas de piedra, se recubrían con túmulos de tierra, como todavía puede observarse en Azaila (T). Entre los restos metálicos destacan las hachas de tubo, espadas, puñales, puntas de flecha, brazaletes e imperdibles o fíbulas, pero todo ello de bronce, porque la difusión del hierro fue muy lenta, de forma que en las tierras hoy aragonesas no tuvo lugar hasta que estos hombres se iberizan [v. mapa 9].

Nos hallamos ante una serie de tribus de pastores y agricultores de los que tenemos varios ejemplos de poblados, construidos con piedra y adobe, con casas de un solo piso y planta rectangular, generalmente dispuestas a lo largo de una calle central, como el ejemplo del "Cabezo de Monleón" (en Caspe, Z), conjunto rodeado de una muralla.

La abundancia de restos de poblados es considerable en nuestra tierra. Destaquemos tan sólo algunos: "Cabezo de Monleón" (Caspe, Z), "Masada de Ratón" (Fraga, H), "Roquizal del Rullo" (Fabara, Z), "San Cristóbal" (Mazaleón, T), etc.

Multitud de topónimos (nombres de, lugar y de accidentes geográficos) delatan hoy la presencia de estas gentes (río Cinca, río Gállego, Gallur, Navardún, Anzánigo, etc.) y, por vez primera, conocemos el nombre de alguna tribu e incluso de su ubicación concreta.

Con el término de la última oleada, año 600 a.C., aproximadamente, con su asentamiento estable y merced a los contactos establecidos con otros pueblos que ya han entrado en la Historia [v. mapas [8] y [9], nos adentramos en la denominada "II Edad del Hierro".