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5. SEPULCROS MEGALÍTICOS

El Neolítico [v. mapa 2] constituyó, como se ha indicado, una verdadera revolución en aspectos muy diversos de la actividad humana. Entre las innovaciones más importantes se hallan los denominados monumentos megalíticos (de mega = grande y litos = piedra), muy variados fuera de nuestras fronteras (menhires, cromlech, dólmenes, etc.), y casi todos ellos relacionados con aspectos religiosos y funerarios, más que de carácter suntuoso.

En el actual Aragón, fruto de nuevas creencias religiosas, que llevaron a la inhumación de los cadáveres, aparecen en el período Eneolítico [v. mapa 3] dos importantes tipos de enterramiento: los "dólmenes" y las "cuevas sepulcrales".

Los dólmenes, posiblemente reutilizados ahora, están localizados todos ellos en la zona pirenaica, en cotas superiores a los 700 metros de altitud, destacando los de Tella, Aguas Tuertas, Biescas ("Santa Elena I y II"), Villanúa ("Caseta de las Guixas"), Ansó ("Belabarce"), Salvatierra de Escá ("Larra"), Nocito ("El Palomar" y "Caseta de la Bruja"), Rodellar ("Losa de la Mora"), Arén y, sobre todo, el Valle de Guarrinza, donde al menos hay localizados seis.

Los megalitos del actual Aragón son pequeños y pobres en cuanto a materiales suministrados, y bien pudieran ser de época neolítica, debidos sin duda a comunidades de economía predominantemente pastoril.