Introducción Índice temático Índice de mapas

48. CONQUISTAS ARAGONESAS EN LEVANTE (1093)

Toda la segunda mitad del siglo XI, y más concretamente los últimos veinte años, hacen del valle del Ebro una especie de tablero de ajedrez, cuyas fichas principales fueron el rey de Aragón, el de Castilla, el Cid, el conde barcelonés y los reyes de Taifas, todos ellos entremezclados en un juego de alianzas y contraalianzas, en las que nada tenía que ver el credo religioso. En realidad está en disputa el dominio de la tierra llana del Ebro y su salida al mar.

Ya se ha visto al Cid como huésped reiterado de la Aljafería [v. mapa 46] luchando al lado del musulmán zaragozano contra los ejércitos cristianos aragoneses. Fruto de este tejer y destejer fue la conquista por parte de los aragoneses de tierras bien alejadas de su propio territorio.

A la muerte del zaragozano al-Muqtadir, al-Mundir le sucedio en Lérida, Tortosa y Denia, contando con la alianza de Sancho Ramírez, a quienes derrotó el Cid en varias ocasiones. Sin embargo, en 1092, ya fallecido al-Mundir, tuvo lugar una inversión de alianzas que emparejó a Sancho Ramírez con el Cid, y dio como resultado el intento de la toma de Tortosa y la posesión por los aragoneses de Salou y Algecira, una isla situada en el Ebro, cerca de Mora, todo ello en 1093, aunque su posesión fuera efímera.

Por otra parte, el rey de Albarracín Abd al-Malik, denigrado personaje al decir de sus coetáneos, buscó la alianza de Sancho Ramírez para que le ayudara a tomar Valencia, ofreciéndole en gratitud el castillo de Culla (1093). El rey aragonés puso al Cid, ahora su aliado, en antecedentes, quien tomó contra el berberisco cumplida venganza. Pero el hecho es que los aragoneses, desde Culla, cuando todavía no habían sido capaces de reconquistar Huesca y, mucho menos, Zaragoza, se adueñaron de una buena parte de la actual provincia de Castellón, incluyendo Miravete, Montroig, Oropesa y Castellón (1099-1103), con la aquiescencia del Cid, con quien se habían renovado los pactos de 1092.

Los dominios del Cid en Valencia cayeron en manos de los almorávides en 1102; un año después se perdían los territorios aragoneses. El primer intento de salir al mar y cortar la expansión barcelonesa hacia el Sur se había esfumado.