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43. EL ARAGÓN ACTUAL A MEDIADOS DEL SIGLO XI

Con un intervalo de cuatro años, dos hechos políticos vinieron a condicionar el futuro del valle del Ebro:

a) En 1031 era derrocado el último "califa". Atrás quedaban el Emirato (711-756 y 756-929) y el Califato (929-1031) que, con altibajos, habían hecho de la España musulmana -al-Andalus- uno de los centros más poderosos del mundo conocido y de Córdoba, su capital, con más de cien mil habitantes en la época de Alhakán II (961-976), uno de los principales focos de atracción económica y cultural, junto con Constantinopla y Bagdad.

En 1031, al-Andalus se troceó en más de cien pequeños reinos de Taifas musulmanes, regidos unos por la nobleza local, los «muladíes» [v. mapas 35 y 36], otros por la nobleza eslava o berberisca [v. mapa 45].

El valle del Ebro se compartimentó en varios de estos reinos (Zaragoza, Albarracín, Lérida, Tortosa, Alpuente y Valencia, fundamentalmente), interesándonos sobre todo los dos primeros [v. mapas 44, 45 y 46], por tratarse de dos futuros oponentes directos del recién nacido reino de Aragón.

En definitiva, los musulmanes tenían en su poder más de las tres cuartas partes de lo que, con el tiempo, ha llegado a ser Aragón.

b) En 1035, al morir Sancho III el Mayor, la coalición de estados cristianos que él lograra se desmoronó en otra especie de taifas cristianas: reinos de Galicia, León, Asturias, Castilla, Pamplona y Aragón más todos los condados catalanes. Fruto de su testamento y de la actitud adoptada por Ramiro I [v. mapas 41 y [42] surgió el Reino aragonés que, en 1063, se permitía la primera anexión de tierras musulmanas mediante la acción bélica.

Las tierras cristianas ocupaban menos de la cuarta parte, aproximadamente, de lo que habría de llegar a ser el Aragón actual.