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La interpretación del testamento de Sancho III el Mayor [v. mapa 41] ha originado una de las mayores polémicas históricas sobre el origen de nuestro Reino. La mayor parte de las tierras otorgadas a Ramiro por su padre estaban ubicadas en Aragón. Para unos investigadores, Ramiro I actuó desde el comienzo como auténtico rey; para otros, tan sólo como "baiulus" (= baile) o "quasi pro rege", supeditado al monarca pamplonés García, su hermano. Lo cierto es que, como resultado de la actividad antipamplonesa de Fernando I, conde de Castilla, y de Ramiro I, el aragonés, inmediatamente surgieron dos nuevos reinos: Castilla y Aragón.
En 1043, Gonzalo, el cuarto de los hermanos, desaparecía de la escena política y Ramiro I incorporaba sus tierras de Sobrarbe y Ribagorza, fundiéndose los tres territorios en un mismo ente político, Aragón, libre, por vez primera, de toda interferencia externa.
Del inicial condado de Aragón, encerrado entre los valles de los ríos Aragón Subordán, Veral y Aragón y la sierra de San Juan, se ha pasado al concepto más amplio de Reino de Aragón, englobando a territorios diferentes, cada uno con su propia historia e identidad.
Pero el poder reconquistador de Ramiro I era todavía limitado. Pudo, eso sí, consolidar las tierras ganadas por su padre en la zona de las Cinco Villas y al sur de Sobrarbe, amparado tanto en el sistema defensivo organizado por Sancho III el Mayor cuanto en la crisis en la que había caído el mundo musulmán, ahora troceado en reinos de Taifas [v. mapa 44]. Las posibilidades reales de Ramiro I tan sólo le permitieron tomar por la fuerza de las armas la zona de Benabarre, intentando rodear Graus, uno de los principales obstáculos para progresar hacia el Sur.