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40. LOS DOMINIOS DE SANCHO III

Hasta el siglo X, inclusive, existe un visible desequilibrio entre los territorios cristianos y al-Andalus, en favor de éste. En el XI, la descomposición del Califato, que desembocará en su fragmentación taifal [v. mapas 44, 45 y 46], facilitará la expansión de los cristianos de manera irreversible.

Una buena parte del éxito cristiano se debe a la actuación del monarca pamplonés Sancho III el Mayor (1004-1035), tanto en el ámbito militar y político como en la aproximación propiciada hacia Europa.

Aparte de titularse rey de Pamplona, alcanzó a dominar, en circunstancias jurídicas muy diferentes, los condados aragoneses, el de Castilla y los reinos de León y Asturias, y se declararon sus vasallos los condados de Gascuña, Pallars y Barcelona, y tal vez el rey gallego Vermudo III. Frente a la atomización precedente, Sancho III fue el primero en darse cuenta que para oponerse a los musulmanes era precisa la unión de todos los cristianos y a ello encaminó sus esfuerzos.

Pero esta obra, con ser importante, quedaría empequeñecida si no citáramos, al menos de pasada, parte de la tarea europeizadora de sus múltiples estados: introducción de las instituciones feudales, del rito romano, de los benedictinos, de un nuevo tipo de letra, etc., hasta ser el primer monarca peninsular cristiano que acuñó moneda, convirtiéndose, como le dominó un coetáneo suyo, en el "primer rey ibérico".

Para la supervivencia de los tres condados aragoneses, primero, y su desarrollo, después, la obra de Sancho III el Mayor fue fundamental [v. mapa 41].