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En el instante que el hombre del Neolítico utilizó por vez primera un metal, este período revolucionario alcanzó su cenit. Cuando este hecho tuvo lugar, próximo al año 2100 a.C., aproximadamente, las gentes del valle medio del Ebro acababan de entrar en una nueva etapa prehistórica, el Eneolítico o Calcolítico.
Continuó el uso del sílex para la realización de parte del utillaje, logrando incluso piezas de piedra típicas de este período, como las puntas de flecha con "pedúnculo" (para encajar el vástago en la flecha) y "aletas" (para asegurar la dirección), pero el sílex se complementó con el instrumental de cobre que da nombre a esta etapa.
Con el Eneolítico, por otra parte, se extendió por tierras del Aragón actual un tipo de vasijas que, por su forma de campana, recibe el nombre de "cerámica campaniforme", utilizada bien como instrumento funerario bien como cerámica doméstica. Sus hallazgos han sido abundantes, como los de Calcena, Castiliscar, "Corral de Valerio" (Uncastillo, Z), "Loma del Castillo" (Longares, Z), entre otros.
Existen además otras evidencias del avance de la sociedad neolítica que desembocó en el Eneolítico, sobre todo en el ámbito religioso y funerario, fruto de nuevas creencias, como muestran dos tipos de enterramientos: los "dólmenes" [v. mapa 5] y las "cuevas sepulcrales".
Como puede observarse en el mapa, la difusión de los yacimientos eneolíticos es bastante amplia, si bien los poblados considerados como seguros se encuentran aglutinados en el Bajo Aragón.
El cobre utilizado sólo carece de dureza suficiente. Cuando se logró su aleación con el estaño, la humanidad entró en una nueva etapa cultural, la del Bronce [v. mapa 6].