En esta obra se aborda la reconstrucción histórica de un grupo humano que vivió en un conjunto de asentamientos concentrados en la unidad geoestructural de la Muela de Borja (Zaragoza), en el centro de la depresión del Ebro, eso ocurrió entre los años 2550 y 1200 cal. ANE. Esta autopsia arqueológica queda integrada en procesos de larga duración constatados a partir de datos extraídos de los residuos producidos por la actividad vital del grupo durante trece siglos. A ello hay que añadir otros testimonios consecuencia de su pensamiento simbólico y no pocos vestigios biológicos ligados a aquellas gentes en su paso por la Tierra. Hay que tener presente que la mayoría de la cultura material producida por esa sociedad se ha perdido, por lo tanto este estudio va a estar dominado por la piedra, el metal y la cerámica. En la medida de lo posible se ha hecho un esfuerzo para que lo desaparecido también quedara atendido. En definitiva, se ha tratado de articular una visión integradora enfocada a alcanzar conclusiones históricas verosímiles, desde el convencimiento de la imposibilidad de comprender a una sociedad si se consideran sus factores de forma aislada.