Existe una serie de símbolos que a lo largo de la historia contribuyen a generar la identidad del pueblo judío, pero que también actuaron como la marca por la que sus enemigos podían distinguir a sus integrantes para discriminarlos, convertirlos o expulsarlos. Se trata de elementos que se mantienen durante siglos y en culturas muy diversas, emblemas identificables desde el exterior como propios de lo judío (adornos, elementos litúrgicos, símbolos específicos, nombres propios, un lenguaje común), creados a partir de las elaboraciones míticas fundacionales de este pueblo (la Torá) o construidos a lo largo de la historia del pueblo judío en su relación con un contexto más amplio, y cuyo significado, generalmente religioso, fue sustituido, en algunos casos, por una función emblemática como consecuencia de los diversos procesos históricos de construcción y diferenciación experimentados por el pueblo judío (así, por ejemplo, la denominada "estrella de David"). El presente volumen examina esos símbolos en su instauración legal y en su posterior generación y resignificación emblemática desde una perspectiva cultural, repasa la historia de la diáspora e incorpora un apéndice documental.