ÍNDICE POR ÉPOCAS

ANTIGÜEDAD

15. VILLAS ROMANAS · M. A. Hernández Prieto. 1991.

  

  1 Puypullín (Loarre)
  2 La Corona (Bolea)
  3 El Torreón/La Mezquita (Ortilla)
  4 Cuartón de la Fresquera (Alerre)
  5 Villa de Latas (Sabiñánigo)
  6 Bajo Cuesta (Apies)
  7 La Magantina (Huesca, núcleo urbano)
  8 El Conejar (Argavieso)
  9 El Almerge (Laluenga)
10 El Escobizal (Sena)
11 Santa Quiteria (Sena)
12 Noguera (Estada)
13 Puente de la Pilas (Monzón)
14 El Adamil (Monzón)
15 Estiche (Estiche)
16 Tozal del Moro (Santa Lecina)
17 Torre del Perí o de Clavería (Tamarite de Litera)
18 Santa Bárbara (Tamarite de Litera)
19 El Castellar (Altorrincón)
20 Albalate de Cinca, núcleo urbano (Albalate de Cinca)
21 Torre Novales (Albalate de Cinca)
22 Ermita de Ntra. Sra. de Chalamera (Chalamera)
23 Era Forcada (Chalamera)
24 San Valero y Ermita de San Valero (Velilla de Cinca)
25 Villa Fortunatus (Fraga)
26 Monreal (Fraga)
27 El Pilaret de Sta. Quiteria (Fraga)
28 Castellot (Fraga)
29 Torre Rausa (Fraga)
30 Horta de Torrent/Huerta de Monfort (Torrente de Cinca)
31 San Jaime de Valdecós (Torrente de Cinca)
32 Escó (Escó)
33
Rienda (Artieda de Aragón)
34
Viña del Sastre

35 Corrales de Villasués (Artieda de Aragón)
36
Forao de la Tuta/Campo del Royo (Artieda de Aragón)
37 Cementerio de Gordún (Gordún)
38 Campo Real/La Fillera (Sos del Rey Católico)
39 Ermita de San Román (Catiliscar)
40 La Sinagoga (Sádaba)
41 Altar de los Moros/Los Atilios (Sádaba)
42 La Estanca (Sádaba, Layana)
43 El Pueyo de los Bañales I (Uncastillo)
44 El Pueyo de los Bañales II (Uncastillo)
45 El Huso y la Rueca (Uncastillo)
46 Bodegón (Uncastillo)
47 Puyarraso (Uncastillo)
48 Corral del Valero (Uncastillo)
49 Corral del Viejo del Mocho (Farasdués)
50 La Torraza (Novallas)
51 El Lombo (Novallas)
52 El Jinete (Tarazona)
53 La Dehesa (Tarazona)
54 Filacampo (Tarazona)
55 Embalse de Sta. Ana (Tarazona)
56 La Pesquera (Tarazona)
57 La Oruña (Vera de Moncayo)
58 La Romería, polígono 59 (Borja)
59 El Cabezuelo (Gallur)
60 Figueruelas (Figueruelas)
61 Cementerio de los Moros (Cabañas de Ebro)
62 Utebo, núcleo urbano (Utebo)
63 Camino del Río/La Papelera (Villanueva de Gállego)
64 Villanueva de Gállego (Villanueva de Gállego)
65
Calle Rebolería (Zaragoza, núcleo urbano)

66 Huerta de Sta. Engracia (Zaragoza, núcleo urbano)
67 Pallarés (Urrea de Jalón)
68 Conglor (Urrea de Jalón)
69 Los Mojones (Urrea de Jalón)
70 Cerro de la Tijera/Bco. de la Higuera (Urrea de Jalón)
71 Calatorao, núcleo urbano (Calatorao)
72 La Almunia de Dª Godina, núcleo urbano (La Almunia de Dª Godina)
73 La Pesquera I (Cuarte)
74 Lugar Viejo III (María de Huerva)
75 Valeja de San Pez (María de Huerva)
76 Dehesa de Ibarz (Muel)
77 Los Aguares (Osaera de Ebro-Aguilar)
78 La Cabañeta/Ermita de Zaragoza La Vieja (Burgo de Ebro)
79 Monte de San Cristobal (Fuentes de Ebro)
80 Los Castellazos (Mediana de Aragón)
81 La Malena (Azuara)
82 Dehesa de Baños (Chiprana)
83 Boquera del Regallo I (Chiprana)
84 Campo de almendros de Rafales (Caspe)
85 Palermo III (Caspe)
86 Mas de Rabel (Caspe)
87 El Baden (Mainar)
88 Fuente del Manco (Villadoz)
89 Campo Palacio (La Puebla de Híjar)
90 Paso de la Guardia/La Ferradura (La Puebla de Híjar)
91 El Regadío (Urrea de Gaén)
92 Masada de la Condesa (Alcañiz)
93 Camino de Albalate (Calanda)
94 Base del Cabezo de la Guardia (Alcorisa)
95 Mas de les Perchades (Valderrobres)
96 Virgen de la Langosta (Alpeñes)
97 Ermita de Ntra. Sra. del Cid (Iglesuela del Cid)

El concepto de villa corresponde a una estructura de habitación con un territorio de explotación anejo y siempre de carácter rural. La villa constituye un fenómeno de romanización; lo que no quiere decir que no existiese explotación anterior del medio rural, sino que el sistema de villas introduce un nuevo modo en esta explotación. Este nuevo sistema precisa de toda la infraestructura que la romanización supone, pero fundamentalmente la red viaria, ya que la existencia de ésta facilita a la villa el acceso de gentes, ideas y bienes necesarios para su desarrollo y al mismo tiempo permite la salida de excedentes de producción hacia los centros comerciales.

La explotación a que se dedica una hacienda depende del tipo de terreno en que se encuentre, aunque por lo general la explotación es mixta, agrícola-ganadera; la existencia junto a ésta de otras actividades complementarias como la fabricación de cerámica, elaboración de vino y aceite y talleres de fundición de vidrio o metales, da lugar a una unidad económica prácticamente autosuficiente, tal como preconizaba el ideal republicano y altoimperial.

No obstante, la existencia en la hacienda de una mansión ocupada por el propietario de forma permanente o estacional y dotada de instalaciones de calidad y lujo semejantes a la domus urbana puede llevarnos a la idea de fincas exclusivamente de recreo, aunque esta circunstancia no se ha documentado en Aragón.

El problema fundamental para el conocimiento de las villas es la carencia de excavaciones completas que proporcionen información tanto de la vivienda principal como del resto de las instalaciones. En este sentido en el Valle Medio del Ebro sólo contamos con los datos que ofrece la villa de Liédena en Navarra.

Podemos afirmar que las villas aragonesas están por lo general mal estudiadas, ya que sólo han sido objeto de atención aquéllas que proporcionan hallazgos de cierta vistosidad, como es el caso de los pavimentos de mosaico, y por lo general se ponen al descubierto estas estancias y se interrumpe la excavación quedando oculta la infraestructura correspondiente a la parte menos atractiva, pero fundamental para la comprensión del sistema económico rural de la época.

Junto al problema de las excavaciones incompletas surge por otro lado la ligera identificación como villa que se hace de muchos yacimientos localizados en prospección y a los que se les concede esta clasificación en numerosas ocasiones con poca o ninguna base, contando solamente con unos hallazgos cerámicos y algún elemento constructivo disperso.

Esta circunstancia puede dar lugar a una falsa interpretación sobre la distribución del terreno y de la estructura social que el sistema de villas lleva aparejada.

Tal como aparecen en el mapa los hallazgos se han jerarquizado de modo que se diferencian, en primer lugar, las villas cuya planta se puede adscribir a los tipos conocidos. Estos ejemplos son muy escasos y corresponden a una estructura de peristilo, generalmente con pavimentación de mosaico tanto en los corredores como en las habitaciones anejas; cabe señalar la villa Fortunatus de Fraga, y la recientemente descubierta de La Malena en Azuara, entre otras. En segundo lugar los yacimientos con estructuras de las que se pueden identificar al menos estancias completas y sus funciones, por lo general referidas a instalaciones termales. Se diferencian de éstos los yacimientos con estructuras y pavimento mosaico. Se han indicado también las noticias sobre hallazgos de mosaicos y los hallazgos sueltos ya que se tiende a identificar la presencia de mosaicos con la existencia de villas.

Por último aparecen también señalados toda una serie de hallazgos que han sido clasificados como villas, pero que precisan de una investigación más profunda. De este grupo se han eliminado numerosos yacimientos que en otras ocasiones han sido incluidos en las relaciones, pero un repaso exhaustivo a los hallazgos aconseja su omisión.

Entre estos últimos yacimientos hay que señalar un hecho que merece cierta atención; en algunos poblados ibéricos que viven hasta el siglo I a. de C., se detecta en la base del cabezo donde están ubicados una ocupación de época imperial que se ha identificado como villa, pero que también pueden constituir la perduración del hábitat en un núcleo mayor.

Esta circunstancia se refleja de modo problemático en El Cabezuelo de Gallur, donde la ocupación se hace difícil de determinar. La aparición de una inscripción con la referencia a unos pagi, parece indicar que se trata de una unidad de este tipo; sin embargo la falta de definición del término pagus por una parte y el desconocimiento de los límites reales de las villas por otra, unido a su vez a la destrucción del yacimiento, lo que impide nuevas comprobaciones, ha determinado su inclusión como villa.

Cronología General:

--Finales del siglo I a. de C. y siglo I d. de C. Primeros asentamientos.
--Siglo II d. de C. Desarrollo económico que propicia la construcción de numerosas villas.
--Siglo III d. de C. Inestabilidad interna y primeras invasiones, lo que provoca el cierre de rutas comerciales y el abandono de buena parte de las villas.
--Siglo IV d. de C. Revitalización de la actividad rural, construcción de nuevas villas y restauración de las antiguas, esta última ocupación perdura durante el siglo V y buena parte del VI d. de C.

BIBLIOGRAFIA

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.  VV. AA. (1989): El Moncayo: Diez años de Investigación Arqueológica. Tarazona.

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