Este estudio pretende iluminar el devenir socio-histórico de Ricla, desde los tiempos de Abderramán III hasta la expulsión de los moriscos.
Situada en el punto en que el Jalón se abre hacia el Ebro y en el que los caminos se cierran hacia la meseta, fue considerada medina en la época taifal. Su ubicación y su abundancia de aguas determinaron su prosperidad, que atrajo después a hospitalarios y templarios y que la convirtió en cabeza de distrito militar en tiempo de los tenentes, quizá por su especial orografía.
Su decadencia fue paralela al meritorio auge de poblaciones de su ámbito inmediato como La Almunia y Calatorao, y culminada con la despoblación forzosa de sus moriscos, unos mil.