Resumen: Roque Joaquín de Alcubierre, zaragozano al servicio del rey Carlos de Nápoles, futuro rey de España, descubrió (1738) y excavó (1748) antes que nadie las ruinas de Pompeya y Herculano. Bernardino Montañés, asimismo aragonés de Zaragoza, estudiaba en Italia cuando los sucesos revolucionarios en Roma (1849) le llevaron a una forzosa y amable estancia en Nápoles. Han transcurrido doscientos cincuenta años desde la primera excavación arqueológica en Pompeya y ciento cincuenta desde que un artista, novel, pero aplicado y serio, compusiese un notable álbum de acuarelas y dibujos que dan todavía cuenta del estado de aquellos lugares y de algunos de sus más relevantes contenidos, en parte desaparecidos ya o muy deteriorados.